La universidad no es la única opción.
En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, la inteligencia artificial, la omnipresencia de internet, el procesamiento avanzado de datos y el blockchain están transformando radicalmente nuestra cotidianidad y el paradigma educativo.
Ante estos cambios tecnológicos, emergen los microaprendizajes, una modalidad educativa basada en habilidades y competencias. Las credenciales alternativas basadas en habilidades se presentan como una opción y complemento a los títulos tradicionales, ofreciendo un camino más breve, económico y flexible para adquirir conocimientos y destrezas laborales. Esta tendencia se ve impulsada por diversos factores: la rigidez y el alto costo de la educación convencional, la brecha entre las habilidades impartidas por instituciones tradicionales y las requeridas en el mercado laboral, y la necesidad de capacitar y actualizar a los trabajadores de manera eficiente para responder a las demandas de las economías modernas.
Profundicemos en la naturaleza de estas credenciales basadas en microaprendizajes. Según un informe reciente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), estas credenciales se clasifican en tres categorías principales: certificados de finalización de cursos, certificados de finalización de formación y certificaciones de habilidades.
Los certificados de finalización de curso abarcan desde los emitidos por cursos masivos abiertos en línea (MOOCs), que pueden variar de 1 a 10 horas o más, hasta las microcredenciales, con una duración de 100 horas a un año, y los certificados de programas de formación continua, que pueden extenderse de 100 horas a cuatro años. Estos certificados, más breves que un título académico, pueden otorgar créditos académicos y ser acumulables con otros cursos. Los costos son variables, desde unos pocos cientos hasta 20.000 dólares.
Los certificados de finalización de formación se otorgan tras completar una formación orientada a una ocupación específica, como los bootcamps de programación, con duraciones que van de 6 semanas a 3 años, o aprendizajes de 6 semanas a 6 años. Los bootcamps pueden ser gratuitos o tener un coste significativo, y suelen combinar experiencia laboral con instrucción, sin incurrir en gastos para el aprendiz.
Las certificaciones de habilidades se conceden tras superar una evaluación formal y son emitidas por asociaciones industriales y profesionales reconocidas. Estas certificaciones, que pueden alcanzar un costo de hasta 1.400 dólares, suelen obtenerse después de cursar las formaciones previamente mencionadas.
El valor agregado de las certificaciones o credenciales tecnológicas es que expanden las oportunidades laborales para los jóvenes ecuatorianos más allá de las fronteras nacionales.
Oportunidades educativas en Ecuador: Más allá de la universidad
En Ecuador, se estima que alrededor de 350,000 jóvenes no están involucrados en estudios ni en el mercado laboral, lo que los hace vulnerables a la delincuencia. Los cupos disponibles para la educación en institutos tecnológicos y universidades son limitados, alcanzando apenas el 30%. Aunque el sector educativo privado ha experimentado un crecimiento significativo, los costos son prohibitivos para la mayoría de los ecuatorianos con recursos limitados.
La expansión de las opciones de estudio en línea, especialmente las credenciales alternativas, podría abrir un abanico de oportunidades para los jóvenes ecuatorianos. Estos programas de estudio requieren una menor inversión y ofrecen mayores posibilidades de empleabilidad.
Desde el ámbito de la política pública, se pueden adoptar diversas estrategias para incrementar el acceso a estas credenciales. Una opción es establecer alianzas entre instituciones públicas y plataformas de microaprendizaje, permitiendo que estas instituciones estén a la vanguardia tecnológica y ofrezcan credenciales en línea a un costo reducido, optimizando así la inversión pública. Es imperativo que el gobierno reforme los institutos existentes para alinear su oferta académica con las necesidades del sector privado, especialmente en áreas que requieren infraestructura física, como la capacitación de enfermeros, cuidadores de la tercera edad, tecnólogos de alimentos y soldadores, entre otros. Además, es necesario construir nuevos institutos en zonas de alta pobreza, donde la oferta privada es inexistente.
Es crucial considerar que estas credenciales no solo benefician a quienes inician su formación post-bachillerato, sino también a aquellos que ya están en el mercado laboral y necesitan adquirir nuevas habilidades. Según un informe del BID, en Ecuador, el 69% de las ocupaciones actuales corren el riesgo de ser automatizadas. No solo las habilidades técnicas requieren actualización, sino que es necesario un cambio sistémico en todas las etapas educativas para desarrollar habilidades socioemocionales como la motivación, autoestima, perseverancia, adaptabilidad, compromiso, tolerancia y empatía. Además, se deben fomentar habilidades de función ejecutiva como la memoria de trabajo, flexibilidad mental y metacognición, así como habilidades técnicas básicas, digitales y de pensamiento crítico. Los sistemas educativos en Latinoamérica están obsoletos y requieren una transformación profunda.
Por otro lado, es esencial implementar campañas de comunicación efectivas para contrarrestar los sesgos familiares y empresariales que consideran la educación universitaria tradicional como el único camino hacia el progreso.
En conclusión, un programa integral de microcredenciales, desarrollado en colaboración entre los sectores público y privado, podría ofrecer oportunidades reales a miles de ecuatorianos que actualmente carecen de acceso a la educación y, por ende, a un futuro mejor.